28 de febrero de 2014

Theatrum: LA ÚLTIMA CENA, un cenáculo florentino en Valladolid












LA ÚLTIMA CENA
Jacopo Chimenti, conocido como Jacopo da Empoli o L'Empoli (Empoli, Florencia 1551-1640)
1611
Óleo sobre lienzo (1,95 x 5,32 m.)
Refectorio del convento de las Descalzas Reales, Valladolid
Pintura renacentista italiana. Manierismo tardío-Protobarroco













La Última Cena. Jacopo Chimenti, 1611. Refectorio del convento de las Descalzas Reales, Valladolid
Uno de los grandes atractivos artísticos de la Florencia renacentista es la serie de representaciones pictóricas de La Última Cena que se hayan distribuidas por los refectorios de distintos conventos de la ciudad. Todas ellas son creaciones de gran formato realizadas por destacados maestros que permiten establecer una singular Ruta de los Cenáculos en la que es posible recorrer más de una decena de espacios que muestran lo que se convirtió en un rito artístico en los comedores de los conventos, relacionando el momento que precede al proceso de la Pasión con diferentes contenidos de carácter alegórico.

Esta iconografía de origen medieval fue renovada durante el Quattrocento y Cinquecento en Florencia en grandes composiciones murales que aportaron nuevos escenarios y contenidos a la escena evangélica, siendo las representaciones más relevantes las realizadas por Taddeo Gaddi en Santa Croce (ca. 1340); Andrea Orcagna en Santo Spirito (ca. 1370); Andrea del Castagno en Santa Apollonia (1450); Domenico Ghirlandaio en la abadía de Passignano (Tavarnelle Val di Pesa, 1476), en el convento de Ognissanti (1480) y en el convento de San Marcos (ca. 1482); Perugino en el convento de San Onofrio de Foligno (ca. 1495); Franciabigio en el convento de la Calza (1514) y Andrea del Sarto en la abadía de San Salvi (1519-1527). A estas obras capitales podríamos sumar el mítico cenáculo de Leonardo da Vinci en el convento de Santa María delle Grazie de Milán (1498), obra cumbre de esta iconografía.

Cumpliendo la misma finalidad, y respondiendo a los mismos planteamientos estéticos y simbólicos, es posible encontrar en Valladolid un magnífico cenáculo que además se debe a los pinceles de un prestigioso pintor florentino: Jacopo Chimenti, en ocasiones citado como Jacopo da Empoli. A las circunstancias de su llegada a Valladolid nos referiremos más adelante.


EL PINTOR JACOPO CHIMENTI O JACOPO DA EMPOLI

Autorretrato. Jacopo Chimenti 1595
Museo de los Uffizi, Florencia

Con la intención de reivindicar la figura de este pintor y sus aportaciones a la pintura del Renacimiento en su fase tardía, en el año 2004 se celebró en la iglesia de Santo Stefano de la población florentina de Empoli una exposición antológica que bajo el título de "Jacopo da Empoli 1551-1640. Pintor de la elegancia y la devoción" presentaba en cinco capítulos una buena colección de este prolífico artista, con obras procedentes de distintos museos italianos y extranjeros y otras de colecciones particulares. En ella se hacía un recorrido cronológico por su obra y la pintura de su época, al tiempo que se esbozaba su biografía, poniendo de manifiesto su formación a la sombra de grandes maestros del Cinquecento, sus creaciones tardo-manieristas como pintor de la Contrarreforma, a caballo entre dos siglos, y sus dotes para la pintura mitológica, el retrato y las naturalezas muertas junto a la temática religiosa.

Jacopo Chimenti1, nieto del gran Sansovino, nació en la parroquia de San Lorenzo de Florencia el 30 de abril de 1551, hijo de Michael Jerome Chimenti y Alexandra de Jacopo Tatti, hija de Sansovino. Sin embargo, sería conocido como Jacopo da Empoli, lugar de nacimiento de su padre. Comenzó su formación en el taller del pintor manierista Maso da San Friano, emulando las experiencias manieristas de pintores florentinos como Fra Bartolomeo, Andrea del Sarto, Pontormo, Vasari y Broncino. A la muerte de su maestro en 1571, cuando tenía 20 años, se estableció por su cuenta, primero en su taller florentino de la Via dei Servi y después en San Marcos, siendo su primera obra conocida la Aparición de la Virgen a San Lucas y San Ivo (Museo del Louvre), fechada en 1579, donde ya demuestra el abandono de las influencias de su maestro Maso.  

Detalle de La Última Cena. Cvto. Descalzas Reales, Valladolid
En efecto, en la última década del siglo XVI, Jacopo Chimenti, que nunca salió de Florencia, se fue convirtiendo en uno de los principales protagonistas de la reforma pictórica antimanierista en Italia, asumiendo las novedades coloristas venecianas que por entonces se pusieron de moda en la ciudad del Arno, especialmente las experiencias del pintor Cigoli, así como una tendencia al naturalismo, de modo que en el primer decenio del siglo XVII (Seicento) ya demuestra un acercamiento a lo que se podría denominar caravaggismo o tenebrismo toscano, conocido a través de los pintores florentinos que trabajaron en Roma o por obras romanas llegadas a Florencia, todo ello traducido en escenas de gran riqueza en las que recupera la tradición florentina del diseño y la composición calmada y digna, así como una iluminación realista ajena a los fantásticos modos manieristas, contribuyendo a la aparición del movimiento protobarroco.

El periodo de madurez, con su propio estilo consolidado, lo desarrolla escalonadamente durante las dos primeras décadas del siglo XVII, cuando sus obras, basadas en apuntes del natural, comienzan a reproducir actitudes cotidianas de tipo realista, coincidiendo con el gusto por el teatro que patrocinaban los Medici, que en esos años comenzó a afectar a muchos artistas. Su pintura se torna más dramática y se imbuye de cierto misticismo, consecuente con su formación como pintor de la Contrarreforma. En ese periodo se inscribe la Última Cena de Valladolid, pintada en 1611.

Detalle de La Última Cena. Cvto. Descalzas Reales, Valladolid
Los ecos de sus experiencias de juventud, junto a un afán clasicista, le llevan a partir de 1620, cuando ya ha superado los setenta años, a deleitarse pintando naturalezas muertas realistas en las que demuestra el dominio del dibujo y de la luz, complaciéndose con virtuosismo en cada una de las piezas representadas: objetos, frutas, verduras y animales. Sin embargo, a pesar de haber sido maestro de pintores como Felice Ficherelli, Giovanni Battista Brazzè (Il Bigio), Giovanni Battista di Vanni y Virgilio Zaballi, Jacopo Chimenti vivió en la pobreza en sus últimos años, teniendo que vender para subsistir muchos de sus dibujos. Murió en Florencia el 30 de septiembre de 1640 y fue enterrado en la iglesia de San Lorenzo.

De su prolífica producción se conservan, diseminadas por iglesias y pinacotecas italianas, museos de todo el mundo y colecciones privadas, más de sesenta obras documentadas que abordan temas religiosos, mitológicos, acontecimientos históricos, retratos y naturalezas muertas, pinturas realizadas en su gran mayoría al óleo, sin que falten experiencias al fresco.

LA ÚLTIMA CENA DE LAS DESCALZAS REALES            

Todas las experiencias mencionadas —tradición florentina, incipiente tenebrismo toscano, serenidad, misticismo y gusto por lo teatral y la naturaleza muerta— se dan cita en La Última Cena del refectorio del convento de las Descalzas Reales de Valladolid, firmada y fechada por Jacopo da Empoli en 1611.

Detalle de La Última Cena. Cvto. Descalzas Reales, Valladolid
El enorme lienzo, de 5,32 metros de largo y casi 2 de altura, presenta una composición articulada en torno a una larga mesa, dispuesta transversalmente al espectador y ajustada a la distribución longitudinal de la pintura. Esta ocupa el espacio central de una severa sala cuya ornamentación se limita a grandes cortinajes rojos recogidos en los extremos, posiblemente con la intención de no distraer de lo que acontece en el centro de la escena, lo que además acentúa los valores teatrales y enmarca el espacio, en cuya parte central aparece la figura de Cristo, mientras los apóstoles se disponen alrededor formando tríos a ambos lados de la mesa.

Originariamente, siguiendo la tradición de los cenáculos florentinos, el pintor plasmó en la escena el anuncio de la traición en el momento de bendecir el pan, hecho que da lugar a la reacción y comentarios de los apóstoles, cuya dramática emoción se articula alrededor de la diagonal que establecen las figuras de Cristo y de Judas, sentado de espaldas en primer plano e identificado por la bolsa de monedas que cuelga de su cinturón, por carecer del nimbo que corona al resto de los apóstoles y por señalar con el dedo el pan colocado en la mesa ante Jesús.

Detalle de La Última Cena. Cvto. Descalzas Reales, Valladolid
Sin embargo, cuando la pintura llegó a Valladolid, la exaltación de los postulados de la Contrarreforma, entre ellos los sacramentos rechazados por las teorías protestantes, motivó que interviniera un pintor para cambiar a la escena de significación2, de modo que, mediante la sustitución del pan colocado sobre una bandeja por un cáliz coronado por una hostia, acompañado de la inscripción abreviada «Alabado sea el Santísimo Sacramento» sobre el mantel, el motivo principal pasó a referirse a la institución de la Eucaristía. Esta modificación posiblemente fue realizada por Santiago Morán, pintor encargado de paliar los desperfectos durante el transporte del lote de pinturas llegadas desde Toscana en 1611.

Jacopo Chimenti, con la habilidad de un gran maestro, trabaja individualmente a cada uno de los apóstoles y les ubica en el espacio haciéndoles reaccionar de forma diferente hasta crear una pretendida tensión ambiental. Con un variado colorido en sus indumentarias, definidas por fuertes contrastes lumínicos, consigue crear un ambiente intimista cuya composición conduce inevitablemente la mirada del espectador a la figura de Cristo situada en el centro del cuadro. Al tratamiento naturalista de los tipos humanos, de diferentes edades y aspecto variopinto, se suma el exquisito tratamiento de los objetos sobre la mesa y el mantel, preludiando la serie de excelentes bodegones que el pintor acometería años más tarde con virtuosos trabajos de naturalezas muertas.

Aparición de la Virgen a San Lucas y San Ivo
Jacopo Chimenti, 1579. Museo del Louvre
EL LEGADO DE LA TOSCANA

La Última Cena formó parte del impresionante lote de más de treinta pinturas que los duques de Toscana enviaron como obsequio a los monarcas Felipe III y Margarita de Austria-Estiria siguiendo la política de agasajo para conseguir el favor en las alianzas estratégicas y mantener estrechas relaciones diplomáticas con España. 
Esta práctica, llevada a cabo durante la primera década del siglo XVII, primero fue ejercida por el gran duque Fernando I, que aconsejado por el diplomático florentino Orazio della Rena, informante de los gustos de los monarcas hispanos, obsequió al rey español con diferentes objetos suntuarios de caza cuando la Corte estaba establecida en Valladolid. Años después, siguiendo las mismas recomendaciones, el gran duque Cosme II y la archiduquesa Cristina de Lorena, su madre, encargaron a más de veinte pintores toscanos el lote de temática religiosa que sería entregado como regalo a la devota reina Margarita, que no dudó en destinarlo al monasterio de las Descalzas Reales por ella levantado en Valladolid, después de que personalmente sugiriera la temática religiosa de cada una de las pinturas enviadas.

La colección que conserva el convento vallisoletano, hoy conocida como "El legado de la Toscana", llegó en el verano de 1611, año en que la reina fundó el monasterio de la Encarnación de Madrid, y ha sido restaurada en 2007, poniendo en valor un impresionante e insólito conjunto de obras de artistas toscanos tardomanieristas en España. Por su especial tamaño, significado, autoría y ubicación, una de las más destacadas es La Última Cena del gran maestro Jacopo da Empoli, una pintura que permite contemplar en Valladolid el espíritu de un genuino cenáculo florentino.


Informe: J. M. Travieso.        


NOTAS

1 BIANCHINI CHIAPPINI, M. Adelaide. Jacopo da Empoli, llamado Jacopo Chimenti. Diccionario biográfico italiano, vol. 31, 1985, Web Treccani.it, L'Enciclopedia Italiana.

2 GARCÍA HERNÁNDEZ, Azucena y otros. Descalzas Reales: El legado de la Toscana. Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, Valladolid, 2007, p. 24.


Enlace de María de Medicis y Enrique IV de Francia
Jacopo Chimenti, 1600. Museo de los Uffizi, Florencia
























La honestidad de San Eloy
Jacopo Chimenti, 1614
Corredor de Vasari, Museo de los Uffizi, Florencia
























Naturaleza muerta o Bodegón. Jacopo Chimenti, 1625
Museo Pushkin, Moscú

















Cenáculo. Jacopo Chimenti, 1611
Convento de las Descalzas Reales, Valladolid














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